La creación de un logotipo es un proceso complejo en el que se deben tener en cuenta varios principios fundamentales, con el fin de dar como resultado una imagen esquemática que represente a la marca de la mejor forma posible.
A la hora de afrontar el diseño de un logotipo y su asociación con colores y formas, tenemos que partir del conocimiento profundo de la marca. Al final del proceso, si está bien concebido, el logotipo será capaz de condensar la imagen de la marca en un vistazo de milésimas de segundo.
Por eso, aunque el resultado en la elaboración sea aparentemente simple, crear un buen logotipo puede llevarnos mucho tiempo. No obstante, todo esfuerzo será recompensado, si tenemos en cuenta que el logotipo es el elemento principal en la configuración de la identidad corporativa de la empresa.
Qué es un logotipo
Aunque podemos usar la palabra “logotipo” para englobar a todos los formatos posibles que existen de la representación simbólica o esquemática de una marca. y de hecho casi todo el mundo lo hace, lo cierto es que no todo lo que consideramos logotipo es estrictamente hablando un logotipo.
Para saber qué es un logotipo, nada más sencillo que recurrir a la propia etimología o a la estructura de la palabra, formada por los componentes léxicos de origen griego logo, que significa palabra, y typos, que significa modelo.
Por tanto, un logotipo es una imagen de marca simplificada compuesta por el nombre de la marca escrito con un tipo propio, con una letra de un estilo concreto. El propio tipo de letra, que debe ser original, y la definición de los colores, serían los elementos distintivos de la marca, junto con el propio nombre de la misma.
Tal vez el ejemplo más icónico lo encontremos en el logotipo de Coca-Cola, pero hay otros muchos que conoces de sobra, como el de Google, Facebook, Marvel, BBVA, Disney, FedEx, Canon, etc.
No obstante, casi todos los logotipos cuentan con alguna simplificación o isotipo, como la “G” de Google. La correcta definición de éstos supone todo un reto, pues debe remitirnos a la misma idea de marca que el propio logotipo, de la forma más esquemática y reducida posible.
Tipos de logotipos
Por tanto, ya sabemos qué es un logotipo. A continuación, vamos a ponerles nombre a todos esos formatos de imagen de marca simplificados a los que el 99% de la gente llama y va a seguir llamando logotipos, aunque en realidad no lo sean.
Isotipos
Los isotipos son, como decíamos antes, figuras esquemáticas muy simplificadas o dibujos que representan a una marca, sin contar con el nombre de la marca escrito, sin logotipo.
No son los más habituales, pues la marca tiene que tener una proyección enorme para poder “permitirse” prescindir del nombre de la marca a la hora de mostrarse al exterior.
Imagotipos
Los imagotipos son el formato más común tal vez. En éstos, nos encontramos con una fusión separable de logotipo e isotipo, aunque se plantea la posibilidad de poder usar cada uno de ellos por separado en representación de la marca.
El caso de Nike es perfecto para entender los tres casos de los que hemos hablado hasta ahora. Por un lado, la palabra “Nike” en su grafía definida (un tipo regular y en cursiva) sería el logotipo. Pero la marca contempla también tanto el uso del isotipo (el subrayado), como del imagotipo, que serían la unión de logotipo e isotipo.
Otro buen ejemplo que puede ayudarte a entender el concepto de imagotipo sería el de nuestra propia agencia, Mediaprogramas, en el que se plantea la posibilidad de usar logotipo e isotipo por separado.
Isologos
Por último, los isologos serían la unión inseparable de logotipo y un isotipo. Son concepciones gráficas en las que la palabra y el dibujo se muestran unidos, y no se contempla la posibilidad de ser usados por separado.
Hay muchísimos ejemplos a tu alrededor. Los casos de Intel, Burger King, Harley Davidson, BMW, Lays, Pizza Hut, NASA y Chupa Chups, son algunos de los más famosos tal vez.
Cómo saber si un logotipo está bien diseñado
A la hora de plantearnos la creación de un logotipo en cualquiera de sus variables posibles, la sencillez es un valor a veces infravalorado, y que debe estar en el punto de mira del creativo.
Lograr transmitir lo máximo con lo mínimo es el logro máximo en la creación de un logotipo, pero eso, a veces, no es fácil de conseguir.
Todo lo relacionado con las formas y los colores estaría dentro de los criterios objetivos para lograr contener la esencia de una marca, aunque existan ciertos márgenes de subjetividad.
En todo caso, hay 5 reglas que siempre podemos aplicar para saber si estamos ante un logotipo bien hecho, un logotipo que cumple con su función.
Original
Un logotipo debe ser único, y mantenerse lo más alejado posible a cualquier otro logotipo que se le parezca.
Es una cuestión de imagen, pero también es una cuestión legal. Buscar parecidos con logotipos, isotipos, imagotipos o isologos de marcas de la competencia, además de un error de bulto, puede acarrear consecuencias.
Legible
Es importante que el mensaje que porta el logotipo se pueda leer o identificar de un vistazo rápido, sin que exija dificultad alguna por parte del receptor.
Por eso insistimos en la necesidad de recurrir a la sencillez a veces extrema, como en el caso del isotipo de Nike, sin que eso signifique prescindir de un sentido, de una simbología. Lo uno y lo otro deben encajar de la mejor forma posible.
Pero no podemos imponer la simbología a los criterios de diseño, como sucedía, por ejemplo, con el primer logotipo de Apple. Un perfecto ejemplo de cómo no debe ser un logotipo en cuanto a criterios de legibilidad.
Escalable
Si un logotipo es fácilmente legible, tendrá muchas más posibilidades de ser escalable. Es decir, seguirá siendo identificable en una disminución progresiva de su tamaño.
Al hecho de que un logotipo sea legible y escalable, contribuye el uso lo más reducido posible de trazos, así como de una combinación de colores reducida, siempre compatibles.
Memorizable
Un logotipo bien hecho tiene que ser fácilmente memorizable. Es decir, dada su sencillez y su buena conexión con el concepto de la marca, pasará rápidamente a formar parte de la memoria visual de los receptores.
De nuevo resulta obvio entender que un logotipo sencillo, con trazos muy bien definidos, con uno o dos colores a lo sumo, será siempre más fácil de impregnar en la memoria de quien lo vea, que un logotipo sobrecargado y complejo.
Atemporal
Por último, aunque es complicado plantearse la creación de un logotipo que vaya a permanecer vigente de forma indefinida (las revisiones y actualizaciones de los logotipos y de la imagen corporativa de las empresas, son uno de los servicios que ofrecemos desde Mediaprogramas), sí debemos intentar evitar elementos de forma y cromatismo que puedan caer en desuso rápidamente.
De nuevo, en este aspecto, volvemos a aludir a la importancia de crear logotipos sin complejidades, aparentemente sencillos.